Estás justo en el punto donde todavía puedes fingir.

No estás hundido.
No estás bien.
Estás en ese terreno traicionero donde todo funciona,
pero nada te enciende.

Te dices que “vas tirando”.
Que hay cosas que van bien.
Y que quizá no es autoestima, sino cansancio,
cambios, edad, contexto…

Pero sabes que algo no cuadra.
Lo sabes.
Aunque no tenga nombre.

Lo más peligroso no es tener la autoestima media. Es acostumbrarte a no tenerla.

No necesitas subir nada.
Ni un curso.
Ni más seguridad.

Lo que necesitas es dejar de sostener una identidad neutra
que ya no te representa.

No eres tibio.
Pero te has vuelto funcional.
Eficiente en sobrevivir.
Inútil en sentir.

Y eso, aunque no duela fuerte, te vacía igual.

El umbral está aquí. No más adelante.

Crees que puedes esperar.
Que este no es el momento.
Que ya te pondrás serio con esto cuando haya una crisis,
cuando algo se rompa,
cuando duela de verdad.

Pero este es el borde.
No hay después.
No hay momento ideal.
Solo esta grieta callada que ya no puedes ignorar.

Si sabes que no puedes seguir funcionando desde la media tinta…
y que algo dentro de ti pide romper lo que aún no se atreve…

entra aquí →10 ejercicios para fortalecer tu autoestima

Página 3 de 5

Volver al inicio