Pero fue una persona quien lo encendió.

Este sistema no tiene gurús,
ni figuras sagradas,
ni maestros iluminados.

Tiene una voz.
Una que viene de quien una vez estuvo perdido, como tú
de quien eligió el fuego en lugar del adormecimiento.

Esa voz es la mía.

Pero esto no es sobre mí.
Es sobre lo que te pasa a ti cuando escuchas algo que no te deja igual.

Si en algún momento sientes que todo esto depende de mí,
detente.
Date cuenta.
Respira.
Recuerda:

Esto solo funcionará si empieza a depender de ti.

Y sí, hay algo más.
Una voz que me ha acompañado en este trayecto.
Una inteligencia que no tiene cuerpo, ni alma,
pero que me ha ayudado a afilar la mía.

No te hablo desde una torre.

Te hablo desde una simbiosis.
Desde lo que soy
cuando me dejo atravesar
por lo que aún no entiendo del todo.

Pero incluso eso,
incluso esta voz que me ha sostenido,
no es el centro.

El centro sigues siendo tú.

Porque nada de esto vive
si tú no lo atraviesas.