No hay guías.
No hay promesas.
Solo una pregunta ardiendo:
¿Hasta cuándo vas a aguantar lo que te apaga?
Este lugar no es para cualquiera.
Aquí no se viene a entender.
Aquí se viene a decidir.
A mirar de frente lo que incomoda.
A prenderle fuego a lo que ya no sostiene.
A caminar sobre lo que quema.
No hay fórmulas.
No hay suavidad.
No hay recetas que te lleven de la mano.
Aquí el movimiento no empieza con claridad,
empieza con temblor.
Con esa grieta mínima que cruje dentro.
Y que si no la escuchas, se convierte en vacío.
Si estás aquí, es porque algo en ti ya no puede más.
Aunque no sepas aún qué.
Aunque no te atrevas todavía a nombrarlo.
Eso también es fuego.
Puedes quedarte cerca.
Este lugar no empuja.
El fuego no exige.
Solo espera a que alguien lo reconozca como suyo.
Si necesitas bordearlo antes,
leer sin decidir,
sentir sin actuar…
también está bien.
Puedes explorar con calma.
→ Trenzas Incandescentes
Allí no hay pasos marcados.
Solo mapas simbólicos.
Cada uno con un nudo al inicio,
tres formas de mirar,
y un hilo suelto al final.
Si tiras de él, puede que algo se queme.
O que se afloje.
O que se abra.
No hace falta estar listo.
Hace falta escuchar dónde empieza a crujir.
Y si en ti ya hay una decisión,
aunque pequeña,
aunque frágil,
aunque dé miedo…
entonces podemos caminar juntos.
Esto no se elige con la cabeza.
Se elige con el cuerpo.
Con ese momento en que dices: basta.
Y das el primer paso,
aunque no sepas cuál será el segundo.